«Escritura y lectura de los versos de un poema», de Ricardo Fernández Esteban

 

Cómo deben separarse los versos de un poema. Dos poemas de Jose Ángel Cilleruelo como ejemplo.

La poesía nació oral, o sea recitada, y cuando comenzó a transmitirse a través de la escritura se escribió en versos.  Esos versos transcribían las frases poéticas de ritmos similares que distinguen al poema de la prosa y que se suelen separar por pausas. Con el tiempo esta unicidad entre lectura y escritura no siempre se ha mantenido, y hay poemas que escritos tienen una separación versal que no se mantiene ni cuando los recita el propio autor.

Para mí, hay dos motivos principales de esta disociación entre lo escrito y la oralidad. Por una parte, hay poetas que quieren mantener un metro determinado; por ejemplo, versos endecasílabos, y efectúan complejos encabalgamientos sintácticos para mantener por escrito ese metro, pero luego lo distorsionan en una lectura normal. Si el poema es más libre, el motivo suele ser realzar una palabra al final de un verso o, simplemente, se dividen los versos por asuntos estéticos o caprichos, que nada tienen que ver ni con la sintaxis ni con el recitado de esos versos.

Yo creo que la correlación entre escritura y recitado es básica en un poema y una de las características que distinguen a poema de la prosa. No podemos leer un poema como un texto en prosa, ya que por algo está cortado en versos y la lectura, sea silenciosa o recitada, debe reflejar de alguna forma esos cortes, y lo normal es que lo haga con una pausa versal en sus finales.

En artículos anteriores, como en Las pausas del verso y del poema, ya he hablado de las pausas versales y de la necesidad de que un verso acabe con una pausa, aunque sea breve, con algunas excepciones en los encabalgamientos sintácticos, sobre todo en poemas con rima o una estructura métrica muy marcada que dé consistencia a esa división versal cuando la pausa no existe o es muy breve.

Voy a comentar unos ejemplos prácticos y cómo creo que los lee el autor. Ante todo, he de indicar que este análisis puede ser algo subjetivo, aunque he intentado ceñirme al recitado del autor, pero la fonética no es una ciencia exacta y, además, otro recitador podría leerlo de otra forma. Analizo a continuación unos poemas del buen poeta José Ángel Cilleruelo (Barcelona, 1960) y unos vídeos donde escucharemos cómo los recita él, aprovechando la grabación efectuada en 2017 para el archivo de poetas de la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Cataluña). Aquí tenéis el poema “Túneles 9” del libro “Formas leves”, tal como lo escribe en su libro el poeta, con versos endecasílabos,  al que he añadido la indicación de las silabas tónicas de los versos.

TÚNELES 9

Un día escucharé hablar por radio                           (2.6.10)
del amor, mientras limpio los pasillos                    (2.6.10)
y gabinetes del gran edificio                                       (4.7.10)
de la Esperanza. Sonará la voz                                   (4.8.10)
desde el carro, entre paños, botes, cubos,           (3.6.8.10)
la voz que a todos habla del amor.                          (2.4.6.10)
Mientras aspiro la moqueta y friego                       (4.8.10)
las letrinas se alzarán las palabras                           (3.7.10)
con su pequeño túnel de verdades,                       (4.6.10)
con ese cosquilleo tan menudo                                (6.10)
que da la felicidad. Y a mi hora                                 (2.7.10)
me iré a la calle como quien un día                         (2.4.8.10)
sale de la maternidad y en brazos                            (1.8.10)
lleva un hueco y en brazos mece un hueco.         (1.3.6.8.10)

José Ángel Cilleruelo. (Formas débiles, 2004)

Como he indicado, en teoría se trata de endecasílabos. Respecto a las sílabas tónicas, que dan soporte al verso, se observa que los versos 3º, 8º y 11º tienen apoyo en 7ª, lo que ya nos indica que recitados como endecasílabos serían de ritmo ternario o dactílico, poco armónicos con sus vecinos de ritmo binario.

Este es el vídeo donde lo recita el poeta y transcribo cómo lo escucho yo, indicando las pausas leves (·) y más marcadas (··).

Un día (·) escucharé hablar por radio (·)
del amor, (··) mientras limpio los pasillos
y gabinetes (·) del gran edificio
de la Esperanza. (··) Sonará la voz (·)
desde el carro, (··) entre paños, (·) botes, (·) cubos, (··)
la voz (·) que a todos habla del amor. (··)
Mientras aspiro la moqueta y friego
las letrinas (··) se alzarán las palabras (·)
con su pequeño túnel de verdades, (··)
con ese cosquilleo tan menudo (·)
que da la felicidad. (··) Y a mi hora (··)
me iré a la calle (·) como quien un día (··)
sale de la maternidad (··) y en brazos (··)
lleva un hueco (··) y en brazos (··) mece un hueco. (··)

El poeta escribe aparentes versos endecasílabos, pero los recita de otra forma, al menos tal como yo los escucho. Por eso, partiendo de la base de la necesidad de las pausas versales finales, yo escribiría el poema así, teniendo en cuanta la fonética y la sintaxis del texto:

Un día (·) escucharé hablar por radio (·) del amor, (··)     15 (2.6.8.10.14)

mientras limpio los pasillos y gabinetes (·)                           13 (3.7.12)

del gran edificio de la Esperanza. (··)                                      11 (2.5.10)                         

Sonará la voz (·) desde el carro, (··)                                         9 (3.5.8)

entre paños, (·) botes, (·) cubos, (··)                                        8 (3.5.7)
la voz (·) que a todos habla del amor. (··)                              11(2.4.6.10)
Mientras aspiro la moqueta y friego las letrinas (··)         15 (4.8.10.14)

se alzarán las palabras (·)                                                           7(3.6)
con su pequeño túnel de verdades, (··)                                  11(4.6.10)
con ese cosquilleo tan menudo (·)                                           11(6.10)
que da la felicidad. (··)                                                                  8(2.7)

Y a mi hora (··)                                                                                4(3)
me iré a la calle (·) como quien un día (··)                             11(2.4.8.10)
sale de la maternidad (··)                                                            9(1.8)

y en brazos (··) lleva un hueco (··)                                            7(2.4.6)

 y en brazos (··) mece un hueco. (··)                                         7(2.4.6)

Como se ve, una mezcla de metros y ritmos que convierte al aparente poema métrico de endecasílabos en un poema bastante libre de formato. Respecto a las asonancias, toda la primera parte está libre y sólo destaca la consonancia entre “felicidad” y “maternidad”, bastante evidente por tratarse de palabras agudas. La repetición de la palabra “hueco” en los dos versos finales la considero un cierre de poema en pareado.

Otro ejemplo de un libro más reciente de Cilleruelo “Tapia con mirlo”

CÓMODA CON INSECTOS

Una cisterna que gotea,                                               9(4.8)
el hollín de la luz cuando traspasa                           11(3.6.10)
los cristales, hedor a olvido,                                       9(3.6.8)
gorjeo de una radio mal                                               9(2.6.8)

sintonizada hace tiempo,                                            9(4.6.8)
desde cuando bailábamos los sábados                  11(6.10)
por la tarde en el comedor,                                        9(3.8)
inmortales los dos, la vida.                                          9(3.6.8)

Una ventana que no encaja,                                       9(4.8)
dejadez y abandono en todas partes                      11(3.6.8.10)
donde mire. Las emisoras                                           9(3.8)

de la ciudad  radiaban música                                   9(3.6.8)
la noche entera. Imaginábamos,                              9(2.4.8)
insensatos, que aquel era el final.                            11(3.6.7.10)

José Ángel Cilleruelo. Tapia con mirlo (2014)

 Eneste caso, el poeta separa los versos como una mezcla de endecasílabos y eneasílabos (el 5º precisa un hiato para no ser un octosílabo), longitudes versales que normalmente mantienen una buena armonía. Pero el poeta no sigue esa armonía con pausas versales finales cuando recita el poema, sino que a mi modo de escuchar efectúa unas pausas más acordes con la sintaxis del texto.

 Una cisterna que gotea, (··)

el hollín de la luz (·) cuando traspasa
los cristales, (··) hedor a olvido, (··)
gorjeo de una radio (·) mal

sintonizada hace tiempo, (··)
desde cuando bailábamos los sábados (·)
por la tarde en el comedor, (··)
inmortales los dos, (··) la vida. (··)

Una ventana que no encaja, (··)
dejadez y abandono en todas partes
donde mire. (··) Las emisoras

de la ciudad (·) radiaban música
la noche entera. (··) Imaginábamos, (··)
insensatos, (··) que aquel era el final. (··)

Por ello, yo  dividiría el poema según las pausas que efectúa el autor y recitador, como podemos escuchar en el video anterior:

Una cisterna que gotea,                                                               9(4.8)
el hollín de la luz cuando traspasa los cristales,                  7(3.6)+9(4.8)

hedor a olvido,                                                                                5(2.4)
gorjeo de una radio                                                                       7(2.6)

mal sintonizada hace tiempo,                                                   9(1.5.6.8)
desde cuando bailábamos los sábados                                  11(6.10)
por la tarde en el comedor,                                                       9(3.8)
inmortales los dos, la vida.                                                         7(3.6)+3(2)

Una ventana que no encaja,                                                      9(4.8)
dejadez y abandono en todas partes donde mire.            7(3.6)+9(2.4.8)

Las emisoras de la ciudad                                                           10(4.9)

radiaban música la noche entera.                                            11(2.4.8.10)

Imaginábamos, insensatos                                                         5(4)+4(3)
que aquel era el final.                                                                   7(3.4.6)

La división versal que yo escucho, es diferente a la que se presenta escrita en el texto original, pero mantiene una estructura de silva blanca de impares, o sea la de un poema métrico armónico sin rima cuyos versos tienen longitudes impares. La única excepción es el verso 11º, que es decasílabo, pero al tratarse de un verso vacío de tonicidad, no tensa demasiado la armonía conjunta de los versos. Los hemistiquios cortos de 3 o 4 sílabas, por su brevedad no rompen tampoco la armonía del poema y también podrían representarse como versos independientes.

En resumen, en estos análisis de ritmo me he basado en la fonética del poema. Una obra poética es la suma de un texto y de un formato de ritmos producidos por el sonido y la tonicidad de las palabras. Si no consideramos el formato, o sea el ritmo, estaríamos hablando de prosa, aunque esta sea poética, o de verso libre en que un ritmo de imágenes sustituye al ritmo acentual. Ya escribí otro artículo acerca del auténtico verso libre, en que intenté distinguir entre el verso realmente libre y los versos libres que ocultan estructuras rítmicas. Pero en este caso está claro que el autor pretende que sus poemas sean métricos, porque así corta sus versos en el texto escrito, aunque luego los recite de otra forma.

Queda aquí planteada la cuestión de esa diferenciación entre lo escrito y lo recitado. Lo escrito está claro, en cambio lo recitado no es algo inamovible, porque los autores no nos proporcionan signos diacríticos acerca de donde debemos efectuar las pausas, más allá de las separaciones versales y los signos ortográficos. Pero en ese caso hemos ido al recitado del autor para poder comparar.

Mi opinión sigue siendo que debe de prevalecer la sintaxis y cómo se recita para efectuar las separaciones versales, ya que de esa forma se transmite mejor el significado del poema. Sobre por qué no lo hacen así algunos autores, ya he dado mis suposiciones. Si es posible, intentaré contactar con autores para dialogar con ellos sobre esta cuestión. De momento, este artículo busca opiniones de los lectores a favor o en contra de lo expuesto. Yo sigo defendiendo la importancia de la oralidad en la poesía. Contenido y continente suman, y si ambos son buenos el poema es excelente.

 Ricardo Fernández Esteban

Enlace

RESPUESTA DE JAC:

Interesante observación y certero análisis. De hecho, en algún lugar creo que he explicado exactamente este proceso como la poética que adopto. La idea es que un escritor contemporáneo escribe poemas en el único verso contemporáneo que existe, que es el verso libre. Esta certeza, sin embargo, no creo que deba entrar en conflicto con la elaboración poética en el curso de una tradición con la que ni se ha roto ni se desea romper. De modo que la escritura poética que defiendo posee por fuera la estructura del verso métrico, pero por dentro evita la sonoridad rutinaria de ese verso con la distribución sonora del verso libre. De hecho, hay un poeta portugués que en su taller trabaja exactamente de la misma forma, todos sus versos son métricos, aunque su presentación después sea en versos libres (tuve ocasión de explicarlo en este enlace).

En mi caso también existe esa posibilidad y el artículo lo demuestra en la práctica: el poema podría haberse presentado conforme a su dicción libre, pero obligaría a una lectura con pauta, mientras que el verso métrico, paradójicamente, deja que el lector elija su propia pauta, o bien siga la lectura tradicional y trate de superar todas las trampas que el verso libre le tiende. Aun en este caso, sería una lectura de verso libre. Esa indeterminación fonética es exactamente lo que persigo como esencia misma de la poesía, y en paralelo con la indeterminación semántica del poema, ambos elementos, creo, esenciales en la poesía y distintivos ante la prosa, que se define por establecer siempre pautas determinadas de lectura (fónica, léxica, sintáctica y semántica: que es lo que corrigen los profesores en clase).

El único aspecto con el que no puedo concordar es la dicotomía lectura métrica-prosa, primero porque relega la poesía a una concepción tradicionalista del género, y segundo porque el debate entre los límites actuales entre poesía y prosa tiene dimensiones algo mayores, creo, y exige otro tipo de apreciaciones.